viernes, 22 de agosto de 2014

Los grandes retos de la Industria Petrolera

La industria petrolera fue la punta de lanza para el avance sostenido que la humanidad mantuvo en el siglo XX. Es una de las industrias que más avanzó en materia tecnológica al desarrollar grandes posibilidades en diferentes ramos y áreas. Los nuevos retos que enfrenta en la actualidad representan enormes oportunidades de crecimiento y de profundización de los beneficios que el petróleo representa, tanto para el desarrollo humano y social como el económico.
En México, los combustibles fósiles permanecerán varias décadas más como la principal fuente de suministro de energía como lo señaló la ex secretaría de Energía Georgina Kessel  en el marco del 45 Aniversario del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) en el 2010.
Para el 2030, según datos de la Secretaría de Energía, los combustibles fósiles representarán el 80 por ciento de la oferta energética mundial también que la inversión en desarrollo y adaptación de nuevas tecnologías es un elemento fundamental para construir el futuro de la industria petrolera en México.
Estas tendencias implican un reto para poder seguir abasteciendo de petróleo, gas y carbón a la economía mundial. No obstante, México al igual que otros países del mundo está impulsando una transición hacia formas sustentables de energía. Podemos enumerar entonces los desafíos que enfrenta actualmente la industria petrolera nacional:
  • Convertir nuestros recursos prospectivos en reservas probadas.
  • Elevar la tasa de restitución de reservas.
  • Incrementar nuestra producción de crudo.
  • Intensificar los esfuerzos de exploración y aplicar nuevas tecnologías.
  • Incrementar la capacidad operativa de Petróleos Mexicanos.
  • Reducir nuestra dependencia externa en materia de refinados.
  • Disminuir la quema y venteo de gas.
  • Fomentar una mayor participación de proveedores nacionales en la cadena de valor de los hidrocarburos


viernes, 15 de agosto de 2014

Ramírez: PDVSA tendrá precio estable del petróleo en el 2014




Las estimaciones correspondientes del precio del petróleo para 2014 se manejarán con un piso de 100 dólares el barril, ratificó este lunes el vicepresidente para el Área Económica y ministro para Petróleo y Minería, Rafael Ramírez.
Esta y otras políticas, que resultaron de la Conferencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), fueron discutidas con el presidente de la República, Nicolás Maduro.
“(En esta conferencia) todas las estimaciones que se hacen del precio del petróleo tienen que ver con que vamos a tener, en el año 2014, un precio estable con un piso de unos 100 dólares el barril. Eso es muy importante para nuestro país porque nos permite hacer entonces la correcta estimación de lo que es nuestro presupuesto de divisas”, recalcó, durante una rueda de prensa en la sede de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en La Campiña, Caracas.
Igualmente Ramírez señaló que se creará una empresa mixta del oro entre el Banco Central de Venezuela (BCV) y Petróleos de Venezuela (PDVSA).
“El único socio de la petrolera estatal será el BCV”, dijo.
Agregó que la ofensiva económica impulsada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, se ha desarrollado de manera exitosa.
Ramírez recordó que las medidas ejercidas por el Ejecutivo tienen como objetivo proteger al pueblo, establecer un nuevo orden económico en el país y equilibrar la economía nacional.
Adelantó que la ofensiva continuará en las áreas de alimentos, viviendas, entre otros.

“La segunda fase de la ofensiva económica viene antecedida de una extraordinaria victoria del campo bolivariano el 8 de diciembre”, dijo.
Fuente: venezuela

sábado, 9 de agosto de 2014

De la privatización a la nacionalización de la industria petrolera en Venezuela



En el contexto de los años 70 del pasado siglo XX se producen una serie de hechos geopolíticos de gran trascendencia internacional como por ejemplo, la crisis energética y el fortalecimiento de la OPEP en la defensa del negocio petrolero frente al cartel de las compañías. Ello viene a favorecer una nueva orientación en la política petrolera nacional, expresada en la reforma del Impuesto Sobre la Renta a los fines de aumentar el impuesto sobre los ingresos netos petroleros, la fijación estatal de los precios de exportación del petróleo venezolano, la Ley de Reversión Petrolera (1971), la Ley que Reserva al Estado la Industria del Gas Natural (1971) y la Ley del Mercado Interno de los Hidrocarburos (1973).
Con la promulgación el 30 de julio de 1971 de la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de Hidrocarburos, el Estado venezolano se propuso desarrollar las disposiciones constitucionales y las de la entonces vigente Ley de Hidrocarburos de 1943 para que se cumpliera eficientemente la finalidad de que, vencidas las concesiones en 1983, fueran transferidos al Estado los bienes, instalaciones y equipos incorporados a todas las fases de la industria, sin indemnización alguna. Después de promulgada esta Ley se detectaron infracciones relacionadas con el desmantelamiento de instalaciones petroleras y en la reducción del nivel de inversiones en la industria, porque creían tales compañías que el capital invertido en la adquisición de bienes y equipos no serían indemnizados.
Una vez sancionada la Ley empezó a tomar cuerpo la argumentación de emprender en lo inmediato la Nacionalización del petróleo. Es así como el recién electo presidente Carlos Andrés Pérez, aprovechando el nacionalismo en boga, interrumpió el debate sobre los proyectos de Ley introducidos en el Congreso Nacional por el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y el Partido COPEI, y decide adelantar con una acción ejecutiva la reversión petrolera.
De esta manera, el Ejecutivo Nacional, reunido el 22 de marzo de 1974 en Consejo de Ministros, dictó el Decreto N° 10 cuyo artículo 1 establecía la creación de una Comisión Ad honorem que tendría por objeto garantizar que el Estado asumiera el control de la industria petrolera.
Para la fecha, y antes que Venezuela, ya habían nacionalizado su petróleo países como México (1938), Indonesia (1965), Argelia (1971), Irak y Libia (1973). Arabia Saudita lo haría en 1979.
El 16 de mayo de 1974 fue instalada la Comisión Presidencial de Reversión Petrolera que debía analizar la posibilidad de rescate inmediato de la industria. Es importante señalar que dicha Comisión estaba integrada por todos los sectores de nuestra sociedad, desde los partidos políticos hasta las universidades.
Con la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, elaborada por la Comisión Presidencial de la Reversión Petrolera y presentada al Presidente de la República, en acto solemne, el 23 de diciembre de 1974, surgió la esperanza de abrir caminos en la búsqueda de una nacionalización que realmente fuera para el pueblo venezolano, que creara y afianzara la autonomía de decisión.
Paradójicamente, el Ejecutivo Nacional (Carlos Andrés Pérez) formuló e introdujo una modificación sustancial al proyecto original de la Ley (que fue promulgada como la Ley Orgánica el 29 de agosto de 1975, con vigencia desde el 1° de enero de 1976) que desvirtuó la esencia, propósito y razón de ser de una auténtica nacionalización, como la historia reciente lo demuestra.
Ciertamente, el Ejecutivo Nacional incluyó en el artículo 5°, el siguiente contenido:
“En casos especiales y cuando así convenga al interés público, el Ejecutivo Nacional o los referidos entes podrán, en el ejercicio de cualquiera de las señaladas actividades, celebrar convenios de asociación con entes privados, con una participación tal que garantice el control por parte del Estado y con una duración determinada. Para la celebración de tales convenios se requerirá la previa autorización de las Cámaras en sesión conjunta, dentro de las condiciones que fijen, una vez que hayan sido debidamente informadas por el Ejecutivo Nacional de todas las circunstancias pertinentes.”
Además, contra lo previsto, el Estado venezolano pasó a indemnizar a las concesionarias por más de cuatro mil trescientos millones de bolívares (Bs. 4.300.000.000), cantidad que superaba los beneficios que ellas pudieran haber alcanzado de continuar operando hasta 1983, fecha prevista para la reversión en las respectivas leyes anteriores. Por otra parte, estas compañías habían ya recuperado varias veces su inversión inicial. El pago de esta indemnización fue “justificado” en el Proyecto de Ley de Nacionalización de la Industria Petrolera en atención al artículo 101 de la Constitución Nacional de esa época.
Un día después de la promulgación de la Ley de Nacionalización es creada Petróleos de Venezuela, S.A. por decreto del Ejecutivo Nacional el 30 de agosto de 1975. Es importante señalar que desde su inició se organizó bajo una estructura casi idéntica a la preexistente.
Amén de la empresa pública nacional CVP fundada en 1960, cada concesionaria privada fue convertida en una filial, con sus respectivos contratos de asistencia técnica y comercialización. Así la Creole pasó a llamarse Lagoven; la Shell, Maraven; la Mobil, Llanoven y otras diez filiales, todas ellas con nombres terminados en “ven”. Esta irracional estructura fue defendida argumentando que la nacionalización debería producir la menor alteración en la actividad operativa diaria. La alta gerencia de esas compañías transnacionales pasó a constituir los equipos gerenciales de estas “nuevas” filiales y los equipos técnicos y profesionales se mantuvieron prácticamente inalterados, todo ello bajo el pretexto de que el Estado venezolano desconocía los procesos de comercialización internacional del petróleo y no contaba con la tecnología apropiada para garantizar que la industria siguiera operando con la misma eficiencia.
Así, la actividad petrolera en el país quedó bajo la responsabilidad de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), como casa matriz, y sus 14 filiales, pero en realidad quedó en manos de los mismos que habían dominado el negocio petrolero antes de esta “nacionalización”. En 1977 se produjo la primera reorganización, reduciendo las filiales operativas de 14 a 7 al absorber las más grandes a las pequeñas. Más tarde ese mismo año se redujeron las filiales a cinco (5). En 1978, a cuatro (4) y en 1986, a tres (3): Lagoven, Maraven y Corpoven. En julio de 1997 se aprobó una nueva reestructuración que eliminó esas filiales y creó tres grandes empresas funcionales de negocios que integraran la corporación: PDVSA Petróleo y Gas; PDVSA Exploración y Producción; PDVSA Manufactura y Mercadeo y PDVSA Servicios, responsables de ejecutar la actividad operativa. Éstas entran en acción desde el 1° de enero de 1998.
En orden de jerarquía, el Ministerio de Energía y Minas ocupaba el más alto nivel y bajo su responsabilidad quedaba definir el lineamiento principal para el sector petrolero. Le seguía en jerarquía PDVSA, la cual supervisa y controla a las operadoras. Finalmente, las filiales se encargan de ejecutar los planes y programas operativos de la industria. Esta estructura, sin embargo, será desconocida por PDVSA, la cual llega a convertirse en el centro principal, y casi exclusivo, del diseño de políticas nacionales en materia petrolera.
En medio de este proceso de disminución del rol del Estado, el petróleo pasó de ser el tema central en el debate político en Venezuela, salvo en coyunturas muy particulares, a estar ausente de la confrontación pública y democrática. Así como a principios del siglo XX las concesiones petroleras fueron el mecanismo de penetración del capital transnacional, la vieja PDVSA se encargó de propiciar las condiciones para una nueva entrega del petróleo y se fue convirtiendo en un enclave, una agencia capturada, al servicio de intereses no nacionales.
La estatal petrolera venezolana se montó desde su surgimiento bajo un esquema que iba en detrimento de nuestra soberanía, con diversas estrategias como la Internacionalización o adquisición de capacidades refineras en el exterior desplegada a principios de los años 80 del pasado siglo y posteriormente en otras que se concibieron bajo la denominada Apertura Petrolera, con la cual se abre puerta franca al capital transnacional en correspondencia con la globalización neoliberal

Fuente: PDVSA